jueves, 5 de junio de 2014

ABDICACIONES


Sin duda la palabra estrella de esta semana es “abdicación”. El diccionario de la Real Academia de la Lengua ofrece tres acepciones, muy parecidas, de esta palabra: la primera es “Dicho de un rey o de un príncipe: Ceder su soberanía o renunciar a ella.” La segunda, Renunciar a derechos, ventajas, opiniones, etc., o cederlos.” Y la última, “Privar a alguien de un estado favorable, de un derecho, facultad o poder.”
No es una palabra de uso muy común; en primer lugar, precisamente porque está íntimamente relacionada con el ámbito de los reyes,las reinas y los reinados; también porque “abdicar” es algo que sólo los reyes pueden hacer; pero, sobre todo, porque no es habitual que un rey abdique. Coincidir en el tiempo con un rey que abdique es algo que a uno le pasa una vez o ninguna a lo largo de su vida. Y el lunes pasado nos pasó a los españoles, dejándonos descolocados, y a la prensa,a todos los medios de comunicación, sin otros argumentos informativos.
“Abdicar” es principalmente “renunciar”. Si es difícil que un rey abdique, y ya tiene que darse una complicadísima conjunción de razones, no lo parece menos que los que no somos más que simples y humildes ciudadanos de a pie renunciemos a algo de lo poco que tenemos.

Cuando un rey abdica, no lo hace porque sí: lo hace por algo lo suficientemente importante o por alguien igualmente importante. Y cuando lo hace, deja de ser rey. Vivir es enfrentarse diariamente a alternativas; y hay que escoger unas y, sobre todo, renunciar a otras. Y no siempre, ni mucho menos, estamos dispuestos a renunciar. A nada. ¿Cuándo fue la última vez que usted, que está escuchando, renunció a algo realmente importante? ¿Por qué fue? ¿Por quién?
EL CATALEJO. RADIO CHINCHILLA,
jueves, 5 de junio de 2014.

No hay comentarios:

Publicar un comentario