jueves, 4 de diciembre de 2014

ESTEBAN CRESPO

Esteban Crespo visita hoy Albacete. Viene, patrocinado por la Diputación, a hablar de dos de sus premiados cortometrajes. Esta mañana, presentará en el Instituto de Secundaria “Río Júcar” de Madrigueras, “Aquel no era yo”, el corto con el ganó el Goya en 2013, y con el fue nominado para los Oscar de 2014. Por la tarde, presentará en Tarazona de la Mancha, en un acto organizado por y para asociaciones de mujeres de esa localidad, el titulado “Nadie tiene la culpa”.
Esteban Crespo García, madrileño de 43 años, es guionista y director de cine; empezó en televisión, realizando documentales, para pasar después a asesorar sobre programación infantil, a la vez que se inició en el difícil mundo de la realización de cortometrajes. Antes de los dos mencionados, dirigió otros cuatro, unos de los cuales, “Lala”, fue nominado como Mejor Cortometraje de Ficción en los Goya de 2010. Ha obtenido con todos ellos, hasta la fecha, más de 200 premios nacionales e internacionales, casi la mitad de los cuales, con “Aquel no era yo”. Actualmente rueda su primer cortometraje.
Un cortometraje es, según el Diccionario de la Real Academia, “una película de corta e imprecisa duración”. La wikipedia precisa más, y propone que es “una producción audiovisual o cinematográfica que dura menos de 30 minutos”. Pero un cortometraje es algo más o algo diferente a lo que su nombre pudiera indicar. Es mucho más y mucho más difícil que eso: un buen corto dice lo mismo, y a veces, mucho más, aunque  con muchos menos personajes y con muchísimos menos recursos, que una película de una duración normal; un buen corto, además, hace pensar y sentir, tanto o más que un buen largometraje, en cuatro o cinco veces menos tiempo; un buen corto suele emocionar antes, más y con más intensidad que un largo.
Yo creo que el cortometraje, como género, es un gran desconocido en nuestro país, a pesar de que dos de los más famosos y más importantes, y acaso dos de los que dieron inicio a este género, son las obras con las que empezó nuestro cineasta más importante, Luis Buñuel; me refiero, como ya saben, a “Un perro andaluz”, de 1929, y “Las Hurdes, tierra sin pan”, estrenada en 1933.
Algunos, hemos tenido la oportunidad de ver previamente las dos pequeñas, pero enormes, producciones que nos presenta hoy Esteban Crespo. “Nadie tiene la culpa”, condensa y resuelve de forma magistralmente divertida en 14 minutos una crisis de pareja. “Aquel no era yo”, más exigente, cuenta en 25 minutos una gran historia de médicos sin fronteras y niños soldados. Pero es por lo que no cuenta expresamente, sino por lo que está implícito, por lo que esta historia nos desborda y nos encoge el corazón: al final, no es de la guerra, sino del perdón y la esperanza de lo que trata. Y es muy, muy difícil, decirlo mejor y en menos tiempo. Y ésa es, precisamente, la grandeza de un un buen cortometraje.

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